jueves, 5 de junio de 2008
Hakuna matata: Vive y sé feliz
Ya lo dice Pau Donés en su canción: “Vive, deja vivir. Necesito un instante, que me dejes respirar, salir sin molestarte”. Cualquier atadura, sea del tipo que sea, si es demasiado fuerte, nos ahoga. Las relaciones humanas se basan en vínculos amorosos de todo tipo: el amor a la pareja, a los amigos y, como no, a los padres. Este último es seguramente el más fuerte e intenso porque aparece justo en el momento en que nacemos. Los padres forman los pilares de nuestro pequeño mundo, ellos nos guían por los senderos de la vida y nos llevan de la mano hasta los lugares más recónditos e inimaginables para protegernos de los posibles peligros que podrían acecharnos a la vuelta de la esquina.
Pero llega un punto, anhelado o no, en el que los hijos debemos soltar esa mano cándida que nos da cobijo. Como bien sintetiza un proverbio anónimo: “Con el tiempo, aprendes la sutil diferencia que hay entre tomar la mano de alguien y encadenar su alma”. Pero, ¿qué sucede, cuando los padres se aferran a la seguridad de su papel protector y no siguen el ciclo de la vida? Unos vienen y otros se van, no hay más. Nada es eterno y nos hemos de adaptar a los cambios que configuran cada etapa de nuestro largo recorrido.
El filósofo Nietzsche decía: “Cuando tu obra abre la boca, tú debes cerrar el pico. Hay que retirar los andamios cuando la casa está construida”. Los hijos tenemos la obligación, pero también el derecho, de poner los cimientos de nuestro futuro y, para ello, cuando nos sintamos preparados para alzar el vuelo, nuestros queridos padres nos tienen que dejar abandonar el nido.
Hoy en día, hay muchos jóvenes que todavía viven en el hogar (dulce hogar) de sus padres. Unos achacan la culpa al alto precio de la vivienda. Yo creo que eso sólo es verdad hasta cierto punto. El problema de fondo radica en los padres que miman demasiado a sus retoños: sus niños (que ya no son tan niños) viven como los reyes del mambo, entonces, ¿para qué plantearse cambiar de hogar?
Mi generación ha crecido con la banda sonora del Rey León, la exitosa película de dibujos animados de Walt Disney. ¿Dónde estaban nuestros padres cuando el pequeño Simba nos recordaba el tan anhelado ciclo de la vida? Quizás deberían haber buscado otro momento para levantarse de la butaca del cine e ir a por más palomitas para su hijo. Si ya lo digo yo, eso de mimarlos tanto, no es bueno. Si no, no se habrían perdido ese Hakuna matata.
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4 comentarios:
Vive y deja vivir.. Gran lliçó per al dia d'avui.. De petits ho tenim bastant clar, només cal sentir com ho canten un porc senglar i un suricato:
http://www.youtube.com/watch?v=ejEVczA8PLU
El tema important és: per què ens en oblidem quan ens fem grans? per què ens obstinem en decidir sobre la vida dels altres? és que no en tenim prou amb la pròpia? Menys mal que en Pau i LaMari ens ho recorden de quan en quan..
http://www.youtube.com/watch?v=01JQe00XHPI
Fins demà!! Mua*
Nineta, m'ha agradat molt el teu post. Potser encara més per les referències a Walt Disney, del qual en sóc una gran fan! :P Penso que tens tota la raó, els fills hem de saber dir prou a les comoditats de casa i els pares ens han de deixar marxar. A veure com ho fem nosaltres quan ens hi trobem! Els deixarem fer?
Un petó!
Ei wapa!
Molt xulo el post!
Com és que se't va acudir aquest tema??hihi...
I lo de Disney ben pensat!
Muakk
Gràcies wapiiis! :)
Anniee: gràcies pels links! molt bons!!! juju
Gemma: Jo no sé com ens ho farem quan tinguem fills, per sort encara queda! una de les opcions és quedar-nos a vera les pelis totes senceres i RES de crispetes :P
Eva: lo de Disney... no sé, simplement em va venir al cap la cançó i vai començar a relacionar idees! :)
sitos per les 3!!!!!
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