La tradición así lo marca: “año nuevo, vida nueva”.
Las buenas intenciones que año tras año incluimos en nuestra (larga) lista de propósitos se dejan de lado y se aparcan hasta al año siguiente, cuando pretendemos recuperarlas y hacer borrón y cuenta nueva, como si eso fuera posible.
Pero esta entrada de año no ha venido cargada de muy buenas intenciones por parte de todos… y así lo demuestran todos aquellos que, de una forma u otra, están implicados en el conflicto palestino-israelí. No se trata de hablar de culpables, sólo de encontrar la solución necesaria. Sólo entonces se pondría en práctica eso de “año nuevo, vida nueva”.
Esperemos que la batuta de Daniel Baremboim traspase las fronteras de Viena y llegue hasta Oriente Próximo.
1 comentario:
Bon any nou, Xènia! Molta sort, ganes, i il·lusió, perquè poguem fer tot allò que ens plantegem i més!
(bona resta de vacances!)
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