Se acabó eso del “¿Estudias o trabajas?”. A partir de ahora, todos aquellos que busquen a su media naranja deberán formular otra pregunta (eso sí, menos romántica): “¿Tienes el 334?”.
Y es que según un estudio sueco publicado en la revista de la Academia de Ciencias de Estados Unidos, el comportamiento de los individuos con sus parejas viene determinado por una variante en un gen que “controla el nivel de ciertas moléculas activas en el cerebro”. Aquellos que tengan la variante denominada 334 del gen serán más proclives a tener problemas conyugales.
Pero esto, ¿qué significa? ¿Acaso las personas que tengan esta variante están condenadas al fracaso amoroso?
Aunque todavía quedan muchos cabos sueltos, lo cierto es que esta nueva aportación científica rompe los esquemas de los románticos empedernidos que se preguntan una y otra vez: “¿Dónde queda entonces la magia del amor si todo se resume a unas teorías genéticas?”
Sea como sea, yo prefiero pensar que si una relación no funciona no es cuestión de genes, más bien el “problema” se debe a que esas dos personas no están hechas la una para la otra.
6 comentarios:
Ya decía yo que no era mi culpa que todas me dejaran a las primeras de cambio, es ese maldito gen... 334, como te pille...
Lo encontrarás justo después del 333. No tiene pérdida.
Xèniaa! Què vols que et digui... jo penso el mateix que tu, els gens no tenen pas l'última paraula, el què importa és l'amor! Potser l'idealitzo massa però estic segura que deu existir, sempre hi ha gent que assegura que l'ha conegut algun cop. I per què no? Els gens et fan ser més alt o més baix, més morè o més ros... i els problemes en la parella només poden venir per la mateixa parella o altres persones, però no pels gens. Dic jo! Res, doncs, a seguir buscant!
nononono, la culpa es del gen! "És fácil culparnos a nosotros mismos pero más fácil es culpar... a Apu" (Homer Simpson) xD
jajaja gemma m'encantes tu sempre buscant la part positiva fins i tot als gens dolents...
soc en moli, no se com es canvia el nom!
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